Igualdad pretende que la UE avale la dictadura del ‘todos, todas, todes’
El Instituto de las Mujeres, ese que detesta el rosa pero tiene su sede tras una verja rosa que supone un atentado en toda regla contra la «perspectiva de género», pretende que las empresas que quieran acogerse a los fondos europeos cumplan con el requisito de usar el «lenguaje inclusivo» -ya saben, el ‘todos, todas, todes’- y que impartan cursos de igualdad a sus empleados y cuenten con «una persona responsable de igualdad». El Ministerio de Igualdad de Irene Montero se queja de que los 140.000 millones de euros del rescate de la UE sólo contribuirá a reducir una cuarta parte de la brecha de género. Su alternativa es premiar a aquellas empresas que cuenten con «una presencia equilibrada de mujeres y hombres en puestos de responsabilidad, gerencia o cualificados de al menos un 40% del sexo infrarrepresentado». Los proyectos que aspiren a las ayudas comunitarias deberán contar con mecanismos para asegurar el cumplimiento de las cláusulas de género. Y, claro está, será condición ‘sine qua non’ que utilicen el lenguaje inclusivo, ese que, según Irene Montero, «haga sentir a todas las personas que son importantes y que existe un compromiso con ellos, ellas y elles».
Con la que está cayendo, el Ministerio de Igualdad pretende que los proyectos susceptibles de acogerse al fondo de rescate comunitario respeten esa cosa que llaman lenguaje inclusivo y que no es más que la expresión dictatorial de ese feminismo radical que pretende imponernos hasta la forma de hablar. Cabe esperar que la UE, que es la que suelta la tela y revisa cómo y a quién se le otorgan las ayudas, le diga al Gobierno socialcomunista de España que se deje de mamarrachadas y se ponga a trabajar. Porque esta gente es capaz de repartir los fondos entre sus a amiguetes sin más requisito que utilizar el ‘ellos, ellas, elles’.
Ellos se lo llevan crudo, ellas se lo llevan calentito, elles se lo llevan muerto.